DESPIÉRTAME, SEÑOR Despiértame, Señor, no me dejes seguir durmiendo la vida. Sácame de esta somnolencia que me arrastra, que me hace vivir la vida de forma rutinaria, que me impulsa a correr sin freno y sin sentido, que me hace no ver a los que llevo al lado y me deja insatisfecho, cada tarde, al terminar el día. Despiértame, Señor, de la mediocridad somnífera, esa que hemos convertido en el vestido más común y cómodo. No me permitas seguir tachando días, sin llenarlos de encuentros, no me dejes “estar” con la gente sin amarla. No consientas que haga cosas sin llenarlas de amor y de sentido, no transijas con que me instale en la anestésica comodidad general. Despiértame, Señor, mantenme en vela, que tu gente ha de ser gente despierta porque Tú vienes a dar luz a mi vida, a dar un vuelco a mi forma de trabajo, a impulsar mi forma justa y solidaria de estar en el mundo.